Reflejos de un día de verdades o mentiras Te escribo desde mi infierno, desde mi paraíso sin tierra ,sin nombre y con maldición entre palabras, como una gran bruja desterrada del incipiente color de la noche, de un bosquejo de cuentos de hadas, te escribo cansada de las atípicas paradojas nocturnas, de las mismas teclas en terradas, de la música gritada al compás de mi memoria. Disipando las palabras con dudas y adverbios mal hechos, oraciones sin sujeto versos sin rima, con demonios encerrados tratando de sucumbir ante mis pensamientos , intentando escapar tras mis palabras.
Te escribo con el cansado pulso de mis años, con el pelo aun amarrado a la cabeza, con las uñas de nocturna pintura y ese corazón latiente de dudas y malas percepciones.
Que carta puede ser aquella que anuda el respirar de la inocencia, que oscura medida será esa que voltea el odio de la sangre propia a narrar una verdad ajena, una salida ocurrente y escupida por odio gris sumido en vómitos atroces y melancólicos, narrando furia, que palabras encontraría ella, la que con arte de espina se clavo en lo mas profundo de mi cráneo, juzgando la verdad, asustando a mi futuro a una tétrica pero casi verdadera vida.
Mientras el olvido me lastima y el sol refunde mi deteriorado pelo color azúcar, trato de ser la sublime maldición de palabras incesantes y absurdas, pero el miedo confunde mas aun la verdad de la mentira, aunque no pueda distinguir lo cierto de lo real menos podría digerir la mentira de un engaño, el miedo me encierra en el recóndito cuarto de dudas nombradas, de oscuros males ocultos, deseando escapar de este mundo a lo sencillo de las letras no habladas, de las miradas de compasión no ejecutadas, hacia un futuro de sólida visión.
Pero existe aun así lo llamado y renombrado, lo conocido y extraño, existe aun así, la verdad y la mentira, el sol y la luna, el perro, ¿el gato?, que importa. Trato de generar miles de veces ese sentido indolente, pero solo el cerebro puede confundirte y hacerte uno mas de los humanos, uno de esos con frenéticas vidas de plata y miseria, con el vaso de agua lleno, de supuesta misericordia, la vida y sus típicas y estúpidas complicaciones, aunque en realidad solo soy yo y mis complicaciones.
Odio esto.
* Una imagen más de lo que hago...hacía.. mejor.